lunes, 21 de julio de 2008

La dramaturgia de La Celestina

José María Ruano de la Haza y Jesús G. Maestro (eds.), Theatralia. Revista de Poética del Teatro: La dramaturgia de 'La Celestina'. Vigo, Editorial Academia del Hispanismo, 2008. 232 p.
ISNN 1576-1754. ISBN 978-84-96915-27-5.

La décima edición de Theatralia. Revista de Poética del Teatro está dedicada a una de las obras maestras de la Literatura Española: La Celestina de Fernando de Rojas. Cumple así la revista Theatralia con la tradición que la caracteriza desde su primera publicación, que se remonta ya a 1996: presentarnos una entrega monográfica, La dramaturgia de ‘La Celestina’, esta vez bajo la edición de José María Ruano de la Haza y Jesús G. Maestro. Desde el título de esta décima edición se establece una conexión directa con la concepción escénica para la representación de un texto dramático, referencia que se puede poner en entredicho si se tiene en cuenta que no todas las obras literarias se escriben para ser representadas, caso, precisamente, de la obra que nos concierne en este volumen. Resulta obvio, pues, que para poder hablar de dramaturgia en La Celestina será necesaria la acción de un sujeto intermediario o transductor, capaz de llevar a cabo una adaptación de la obra de Rojas en que se objetive su puesta en escena.

Al hilo, pues, de la figura del transductor, Jesús G. Maestro abre esta décima entrega de Theatralia con un estudio preliminar acerca del fenómeno de la transducción en el género teatral. Esta introducción responde, a su vez, a una larga trayectoria en el análisis de la Teoría del Teatro, centrado principalmente en la transducción como proceso inherente al género dramático. Resulta evidente para cualquier lector comprobar cómo hoy en día el acceso al conocimiento está absolutamente mediatizado o transducido: no por los tres elementos que Jakobson propone en su esquema semiótico básico —autor, lector, mensaje—, sino por un sujeto capacitado para transfigurar el sentido de sus comunicados. Con todo, hay que mencionar que el transductor no desplaza al autor, sino que actúa sobre el texto que previamente ha sido formalizado. Consecuentemente, el fenómeno de la transducción se configura como un hecho inherente al género teatral —como literatura y como espectáculo—. La discriminación que propone Maestro en este claro y conciso estudio sirve de base de partida de este décimo volumen, de tal forma que la transducción se fundamenta en torno a dos modos configurativos:
  1. El transductor de un texto literario, que es autor de una interpretación crítica de ese mismo texto (intertextualidad). En este punto, nos movemos en el campo de la literatura comparada, donde la relación se infiere como atributo indispensable. Un modelo isológico atributivo o metro o, lo que es lo mismo, la relación existente entre dos textos: una obra literaria que influye sobre otra obra literaria (Maestro, Idea, concepto y método de la Literatura Comparada, Vigo, Editorial Academia del Hispanismo, 2008).
  2. El transductor de un texto teatral (texto literario) que es autor de una versión escénica (texto espectacular).

Así pues, siguiendo esta diferenciación, se atestigua cómo en este volumen se incluyen dos artículos que responden, exactamente, a la labor de dos transductores de un texto teatral —La Celestina—, los cuales son a su vez autores de una versión escénica: “Una adaptación de la Tragicomedia de Calisto y Melibea, llamada Celestina” de Ruano de la Haza (154-164) y “La Celestina: Grupo R.Q.R. de la Universidad Complutense. Dirección y dramaturgia de David Barrocal” de Joshep T. Snow (105-132). Ambas adaptaciones de la tragicomedia de Rojas responden a la necesidad motivada por la extensión de la obra, así como a su modo de expresión. Se trata de versiones que contienen una interpretación crítica de La Celestina, que en tales adaptaciones se formaliza más en códigos estéticos que en códigos exclusivamente críticos.

El objetivo que Ruano de la Haza se marca es “dramatizar una Celestina de entre las muchas que contiene este texto” (152). Como buen transductor, Ruano nos presenta una versión literaria y escénica (llevada a cabo por la compañía Zampanó) que es el resultado de un detenido estudio de la obra de Rojas, un análisis que tuvo presente tanto la tradición literaria como el contexto social de la Salamanca de la época, y sin duda las complejas características formales y genológicas que presenta la tragicomedia. Todo ello derivó en una “Celestina de Melibea”, adscrita al esquema del drama clásico, y no a una “Celestina de Calisto, Pármeno o Sempronio. Esta opción de Ruano de la Haza, como transductor, representa evidentemente un nuevo condicionante en el proceso de recepción.

Joshep Snow nos presenta sus comentarios acerca de la dramaturgia de David Barrocal (105), y certifica que el leit motiv de la adaptación responde al tópico del carpe diem:
En esta dramaturgia no debemos buscar ninguna apología didáctico-moral, que la lectura moralizante de Celestina brilla por su ausencia (114).

Se trata, pues, de una formalización de la obra de Rojas que atañe, fundamentalmente, a parámetros estéticos en la búsqueda de espectáculo, de ahí que la magia negra, el diablo, la sangre y los conjuros se establezcan como figuras primordiales. Estos elementos también están presentes en la tragicomedia de Rojas, pero en esta versión escénica trascienden los límites del texto literario, y se organizan atendiendo a una novedosa lógica narrativa, naturalmente, muy actual.

Si el cierre de la décima entrega de Theatralia se centra en la importancia de la adaptación teatral, el resto del volumen nos deleita con una serie de artículos académicos y científicos que analizan, desde diversas perspectivas, la tragicomedia de Rojas. La disposición de las reflexiones académicas acaso responde a un criterio que va del género literario a la representación teatral. Sin embargo, a la hora de reseñar el volumen se ha optado por una distribución que los agrupa según dos focos de estudio: el texto literario y el texto espectacular. De esta manera, Alfredo Hermenegildo en “Fulgores de la representación” (133), basándose en la versión de Ruano de la Haza, y considerando las indicaciones dramáticas o acotaciones — explícitas o implícitas— presentes en la obra original, analiza el texto dramático desde un punto de vista comparativo. Dicho análisis concierne, principalmente, al cotejo de los elementos constitutivos de la escenificación: las didascalias. Según la terminología estructuralista de Genette (Palimpsestos, 1982) —donde el texto de Rojas se configura como el hipotexto y la adaptación de Ruano de la Haza como el hipertexto—, Hermenegildo nos descubre un minucioso estudio de los elementos del texto espectacular, y concluye con la idea de que la versión de Ruano de la Haza pone de relieve los elementos clave de la obra original.

Desde el punto de vista de la escenificación, Enrique Fernández, en su estudio “La Celestina en la comedia de magia. Los polvos de la madre Celestina (1841) de Hartzenbush” (89), rememora lo que supuso el resurgir de la tragicomedia de Rojas en pleno Romanticismo. Precisamente, el gran éxito de crítica y público que tuvo la comedia de magia, Los polvos de la madre Celestina en 1841, radica en la introducción de la figura de la alcahueta en un papel marcado por la comicidad. El personaje creado por Rojas tan sólo conserva su carácter longevo y su brujería: indispensable sortilegio del cual se sirve Hartzenbush para recrear, de manera hiperbólica, el tono de burla que caracterizaba las comedias de magia al estilo francés. Mientras esta reflexión se adentra en el período romántico, Miguel Ángel Pérez Priego vuelve al contexto en el que se forja la obra de Rojas, e intenta llegar a las posibles fuentes de carácter oral que pudieron influir en la elaboración de la tragicomedia: “La Celestina y algunas representaciones teatrales en la Salamanca de Rojas″ (77). Pérez Priego presenta un paradigma de interpretación basado en relaciones a partir de términos, situándonos, pues, en el campo de la literatura comparada: se busca el impacto de diferentes representaciones festivas de la época en la obra de Rojas. Tres son las posibles representaciones que el autor considera, a partir de su análisis, que Rojas pudo tener presentes para la creación de su obra: Representación del poder del amor y el Auto de repelón, ambos de Juan del Encina, y el Diálogo entre el Viejo, el Amor y la Mujer hermosa.

Si bien la mayor parte de los artículos convergen en su conclusión en la posibilidad de escenificación de La Celestina, hay uno que se desentiende de los valores escénicos y pone su punto de mira en uno de los pasajes textuales más relevantes de la tragicomedia: ″La Oración a Santa Polonia de La Celestina a la luz del folklore médico religioso″ (59). Santiago López Ríos acude a las fuentes primarias en busca de significación de la plegaria a Santa Polonia, que la alcahueta solicita a Melibea: Reprovación de las supersticiones y hechicerías. Libro muy útil y necessario a todos los buenos cristianos, de Pedro Ciruelo (1538) y el Tratado de las supersticiones y hechizerías y de la posibilidad y remedio dellas de Martín Castañega (1529), entre otras. Es destacable, en este punto, la labor del autor: transciende el texto literario, pero sin olvidar su importancia, y se aproxima a otro campo categorial o científico en busca de respuestas racionales, difíciles de hallar, si se tiene en cuenta la rudimentaria situación de la medicina de la época.

Al iniciar la lectura de este décimo volumen de Theatralia se verifica que los primeros artículos se centran en el texto literario, aunque sin olvidar las posibilidades de representación del texto dramático, aspecto que se infiere a modo de conclusión. Así, si Evangelina Rodríguez Cuadros en “Retórica y dramaturgia del gesto y la expresión en La Celestina” (43) se centra en el ornatus como elemento clave, del cual se desprenden las posibilidades de escenificación de la obra de Rojas, José Luis Canet, en “Género y dramaturgia en La Celestina” (27), opta por un análisis de los elementos formales, de donde infiere no sólo la compleja adscripción genológica de la tragicomedia, sino también la dificultad que entraña su adaptación para la puesta en escena. Ambas reflexiones parten de pautas enunciadas por una de las estudiosas más renombradas de la obra de Rojas: María Rosa Lida de Malkiel.

La décima entrega de Theatralia se constituye como un volumen indispensable para cualquier estudioso de la Celestina y del género teatral, no sólo por la inclusión de la versión literaria de La Celestina de Ruano de la Haza, sino también por la selección de reflexiones bien fundadas, que trascienden con mucho el nivel de los estudios centrados en consideraciones psicológicas o ideológicas.

Marta Abalo Sánchez
Universidad de Vigo.